viernes, 6 de febrero de 2015

Begin Again Capítulo 11: Kyungsoo no siempre fue tan fuerte como lo es ahora.

La noche era perfecta, fresca e iluminada por la Luna. Aún así Kyungsoo no podía conciliar el sueño. Suspiró sintiendo la conocida opresión en su pecho, que le recordaba lo solitario que estaba. Baekhyun estaba demasiado ocupado con Daehyun, y aunque lo intentara, su amistad simplemente se rompía al no haber equilibrio.

Kyungsoo lo entendía, les había costado tantos prejuicios estar juntos, todo porque Daehyun era mayor y tenía tatuajes en el cuerpo. Baekhyun lo había conocido por casualidad, un día en el que los dos compartieron taxi ya que se dirigían al mismo lugar, la atracción fue inmediata. A penas salieron del taxi sus labios se juntaron, sin saber el nombre del otro.

Después de encontrarse en otras ocasiones e intercambiar números acordaron la primera cita, y desde ese día Baekhyun le admitió a Kyungsoo que estaba enamorado del chico de los tatuajes. Baekhyun sabía que sus padres nunca permitirían que saliera con Daehyun, porque mirarían sus tatuajes antes que su personalidad tan misteriosa, hechizante y sensual. A medida que Kyungsoo se volvía una excusa la amistad se tornó segundo plano para Baekhyun, porque era su primer amor y su primera relación, quería dar lo mejor se sí.

Eso provocó que, sin querer, Baekhyun abandonara lentamente a Kyungsoo.

JongDae poco a poco se hacía lugar en el corazón de Kyungsoo, pero dudaba si es que le podía confiar sus inseguridades, sus problemas, ya que lo que inquietaba a Kyungsoo no eran problemas amorosos, no los tenía. Lo que perturbaba su mente era la relación de sus padres, la pérdida de su hermano menor, la soledad que sentía al llegar a su casa, sus pensamientos que lo lastimaban con mentiras. No se sentía seguro de poder confiarle esas cosas al divertido JongDae, cuya personalidad era tan diferente a muchas. Kyungsoo aún no podía revelarle sus secretos a JongDae, ya que nunca acababa de conocerlo.

Su protegido Yixing tenía sus propios problemas ya que sufría de hemofilia y hace unos días tuvo en accidente que puso su cuerpo en una delicada situación. Kyungsoo fue a su casa a visitarlo más de una vez, y cada vez que iba había alguien junto a Yixing, el chino nunca estaba solo. Kyungsoo a pesar de mantener una sonrisa pensó que no era muy necesario para Yixing, porque el chino tenía más amigos a quienes cuidar.

Extendió la mano y revisó su celular por inercia, sabiendo que no tenía ningún mensaje sin leer. Nadie le hablaba si Kyungsoo no comenzaba la conversación, y si lo hacían era para pedirle un material prestado. Kyungsoo hizo el experimento y, efectivamente, en tres días nadie se preocupó genuinamente por él, ni siquiera su padre quién dejó de llamarlo hace un tiempo.

Cuando esa soledad se apoderaba de él, Kyungsoo aprovechaba de hacer cosas productivas, como leer un buen libro, adelantar deberes, buscar recetas de cocina, escuchar música y cantar. Le gustaba mucho cantar, sus favoritas eran las canciones en inglés, que hacían que su pronunciación mejorara cada día. Pero nadie se daba cuenta de aquello. Parecía una regla ignorar a Kyungsoo.

Pero para toda regla hay excepción.

En la pantalla de su celular aparecía un mensaje sin leer. A esas horas de la noche sólo había una persona que podía mandarle un mensaje por cualquier motivo, y el mensaje era más bien una foto de un peluche de un minion que a Kyungsoo le pareció muy adorable. Debajo de la foto, en el mismo mensaje decía:

“Lo vi y pensé en ti, así que lo compré. Mañana será tuyo, pero debes cuidarlo bien o me pondré triste. Buenas noches hyung.”

Kyungsoo no era creyente, pero le agradecía infinitamente a Dios por haber puesto a JongIn en su camino. Aquel moreno lo hacía sonreír con solo estar alrededor.

Aunque Kyungsoo no lo viera, a veces podía escuchar su voz diciendo tonterías, percibir su esencia, sentir sus brazos alrededor de él y sus ojos mirándolo fijamente a la vez que una sonrisa traviesa aparecía en sus labios.

El que alguna vez fue un chico que no podía ni mirarlo a la cara sin avergonzarse y escapar era la persona que lo mantenía estable. Porque en los momentos de soledad pensaba que sería mejor acabar con su vida, pero la imagen de JongIn llamándolo “¡Hyung!, ¡Hyung!” aparecía y ese pensamiento desaparecía. No podía dejar a ese chico, sería demasiado doloroso.

Aún así, Kyungsoo sabía que no faltaba mucho tiempo para que JongIn encontrara a alguien de quién enamorarse, y obviamente sería correspondido porque había que ser un imbécil para rechazar a Kim JongIn.

Y cuando eso sucediera, Kyungsoo finalmente estaría solo. Tan solo, que podía desaparecer y nadie lo notaría, nadie lo extrañaría, nadie pensaría en él, nadie lloraría por su ausencia.

Eso le hizo derramar una lágrima que secó rápidamente.

Se había hecho habitual para él dormir un promedio de cinco horas, más aun en esos días de vacaciones de verano, así que aunque fuera más de media noche Kyungsoo no sentía sueño o incluso cansancio. Si estaba en su cama era por mera rutina, una rutina autodestructiva que lo hacía pensar en lo miserable que era.

Otra vez escuchó a su madre caminar por el pasillo mientras tarareaba una canción en voz baja. Había comenzado hace unas semanas atrás, en un principio Kyungsoo no le tomó importancia, pero ahora le preocupaba ya que hacía lo mismo todas las noches. Sin embargo, Sora nunca se atrevía a entrar a su habitación.

Ya harto del comportamiento de su madre, esperó a que bajara las escaleras para salir de su cama y averiguar qué rayos hacía Sora haciendo esas cosas a esa hora todas las noches. No se puso calzado, y su pijama que consistía de una polera que le quedaba algo grande y un buzo gris lo protegía de un seguro resfriado. Cuando salió de su cama tropezó con un objeto celeste, una silla.

La misma silla que había construido con sus propias manos y su emoción al ser hermano mayor, la silla para niños pequeño que había hecho para su hermano no nacido. Ahora no le servía para nada, pero no podía deshacerse de ella, su corazón no lo permitía.

Ignoró la opresión en su corazón y caminó hacia la puerta, saliendo de su pieza en dirección a las escaleras, quedándose en la planta alta mirando a su madre pasear por el primer piso con un bulto en sus brazos. Como estaba de espaldas no sabía muy bien lo que era, pero imaginó que debía ser un bebé de juguete y que estaba dejando salir sus instintos maternales de esa manera.

-¿Mamá?- La llamó.

Se arrepintió de por vida por hacer aquello.

Sora dio media vuelta, dejando ver que en sus brazos había un bebé con la piel muy oscura, descomponiéndose. Estaba abrigado con mantas, lo cual era estúpido porque era obvio que el bebé estaba muerto. Sora le sonrió mientras sostenía al bebé y dejaba de cantar para preguntarle:

-¿Quieres cargarlo?-

Eso fue demasiado para Kyungsoo. Sin haberse recuperado del shock inicial la pregunta lo llenó de pánico. Su madre estaba con un cadáver en sus brazos. Quiso vomitar pero el miedo se apoderó de él cuando Sora lentamente comenzó a acercarse a las escaleras. Subió el primer escalón y Kyungsoo corrió a su habitación cerrando la puerta de golpe. Su corazón latía como loco, su cuerpo temblaba y su cerebro era incapaz de pensar.

Con cada paso que daba, Sora subía un escalón y Kyungsoo moría del pánico. No quería que se acercara, la quería lejos, a ella y a lo que tenía en sus brazos. No quería tocarlo, le daba asco y por sobretodo le daba tristeza, dolor.

Cinco escalones más y estaría en el mismo piso que él.

¿Cómo pudo pasar aquello? Mierda, si su cerebro funcionara mejor podría secarse las lágrimas que nublaban su vista, pero no podía pensar racionalmente. Estaba en pánico, su cuerpo no respondía, respirar era cada vez más difícil y juraba que el ruido de su corazón le indicaba a Sora donde se encontraba.

Sora había llegado al último escalón.

Kyungsoo no quería estar cerca de ahí, tampoco quería salir, o confrontarse a Sora. Si se enfrentaba a ella seguramente moriría siendo  presa del miedo. Fueron sus instintos los que actuaron en esos momentos.

Agarró la silla que él mismo había hecho y la arrojó hacia la ventana con todas sus fuerzas, rompiéndola, sí, puso haberla abierto pero solo podía pensar en salir como sea de ese lugar. Sin importarle que los vidrios se adentraran en su piel, Kyungsoo subió a la ventana y saltó, cayendo en el pasto cubierto de vidrio, cortándose en sus pies descalzos y en sus brazos.

No sintió las heridas.

Saltó la reja de la casa y corrió, sin importarle estar lastimado, no saber a dónde iba o incluso si había autos que lo pudieran atropellar. Solo quería ir lejos, a un lugar donde tuviera paz, un lugar donde su madre no lo siguiera con un bebé momificado en sus brazos.

Corrió hasta que sus pies lo traicionaron. Cayó sobre un pasto suave, había árboles alrededor y por eso supo que había llegado a esa colina a la que solía ir después del instituto, solo para estar solo en otro lugar. Su cerebro lo debió haber llevado a ese lugar inconscientemente y Kyungsoo se sorprendió porque ese lugar quedaba muy lejos de su casa, para ir debía tomar dos buses.

Y sintiéndose más seguro,  dejó que sus lágrimas cayeran y que el frio lo rodeara por completo.

Sin embargo, cuando se despertó se sentía cálido.

Lo primero que notó fue la luz que había a su alrededor y que le molestaba mucho. Lo segundo fue que había un abrigo sobre él que mantenía su temperatura agradable. Lo tercero fue que su espalda estaba mojada por el rocío del pasto. Lo cuarto fue el dolor en sus pies. Lo quinto fue un sollozo a su izquierda.

Cuando miró hacia su izquierda su corazón se hizo trizas. Ahí estaba su niño fiel, JongIn, llorando boca arriba, con un brazo tapando sus ojos, pero sus sollozos llegaban perfectamente a los oídos de Kyungsoo.

El sol hacía que la piel del moreno luciera tan hermosa, y que su ropa casual le quedara como el mejor de los trajes. Su cabello estaba algo revuelto, pero aún así, no perdía su atractivo natural. Kyungsoo lo observó en silencio, sufriendo cada vez que escuchaba un sollozo, pero agradecía ser capaz de respirar e inundarse con el aroma de JongIn.

-Estás llorando- Dijo con la voz rota. JongIn asintió dejando caer su brazo a un lado de su cuerpo y mirando al mayor. Kyungsoo también lloró al ver los ojos rojos del otro –Yo también estoy llorando-

JongIn lo atrajo a su pecho y dejó que Kyungsoo llorara. No le importó llenarse de sangre, tampoco que su camisa terminara mojada, lo que más le importaba era la salud de Kyungsoo.

Porque era imposible que estuviera bien.

-Fui a buscarte a tu casa, para darte el minion, pero encontré vidrio en el pasto y la ventana de tu habitación rota. Había sangre, mucha sangre y dejaban huellas en el cemento. Las seguí y te encontré.- Le explicó el menor mientras acariciaba el cabello de Kyungsoo –No sabes lo preocupado que estaba por ti.-

Kyungsoo quiso decir que era mentira, que nadie se preocupaba por él, que pronto habría alguien tan especial en el corazón de JongIn que se volvería una molestia, pero sus palabras no salían. Intentó alejarse pero sus brazos temblaban demasiado. Tampoco habrían servido de mucho, JongIn lo apresó fuertemente.

-Puedes odiarme por no haber actuado antes. Sabía que algo malo te estaba pasando, pero no hice nada. Debí haber estado a tu lado en todo este tiempo, pensé que no me querías cerca de ti- Le confesó JongIn intentando que su voz no se rompiera –Puedes odiarme, puedes golpearme, pero por favor, no te alejes de mi-

-JongIn- Murmuró Kyungsoo en voz baja.

-Yo te protegeré hyung-

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Park Ji Moon era considerado uno de los mejores psicólogos de Corea, a él le llegaban los pacientes más difíciles y se encargaba de ayudarlos a superar sus problemas hasta que puedan hacerlo por sí mismos. Algo de lo que estaba orgulloso era que siempre sabía que decir con sus pacientes, nunca había tenido que pensar dos veces lo que iba a decir, porque podían entender la historia de su paciente y ayudarlo a buscar una solución.

Y un día apareció Do Kyungsoo frente a él, con la mirada perdida y sin vida. Los primeros diez minutos fueron silenciosos, Ji Moon los ocupó para mirar a su paciente quién tenía algunas cicatrices en los brazos, sin embargo no parecían hechas a propósito, más bien como un accidente.

-¿Puedes decirme por qué estás aquí?- Le preguntó para comenzar la sesión, preparado para tomar nota. A diferencia de otros, Ji Moon prefería escribir con un lápiz a escribir en el teclado de una computadora porque sentía que los golpes de los dedos contra las teclas eran molestos.

-Yo… -Las palabras se amontonaban en su garganta, Kyungsoo ni siquiera podía ver al psicólogo a los ojos, su mirada estaba perdida en la lejanía- Simplemente… Me perdí-

-¿Te perdiste? Explícame eso-

-Ayer… No, pasaron unos días desde que llegué a un parque. Me dejé caer ahí, después llegué aquí-

Ji Moon no entendía. Era como si el chico estuviera consiente del tiempo pero no de su alrededor. Era normal que en el verano los jóvenes fueran inconscientes del día en el que se encontraban, pero era diferente que el chico frente a él no supiera si fue el día anterior u otro más lejano cuando despertó en un parque.

-¿Por qué llegaste al parque?-

-Quería alejarme-

-¿De qué querías alejarte?-

-De mi madre-

-¿Por qué?-

Kyungsoo tardó un poco en responder.

-Ella, ella, ella tenía a mi hermano en sus brazos y me preguntó si quería tomarlo-

Con esa frase Ji Moon dedujo que Kyungsoo tenía problemas con su familia. Seguramente su madre prestaba más atención al hermano que a él, y que los celos hayan hecho que Kyungsoo se sintiera desplazado, era normal entre hermanos.

-¿Por qué no querías tomarlo?-

-Porque él está muerto- Aclaró Kyungsoo en voz baja, pero gracias al silencio de la consulta de Ji Moon, éste lo pudo escuchar perfectamente.

Entonces Ji Moon pensó que tal vez Kyungsoo había matado a su hermano, o había pensado que lo había hecho por su odio hacia él. No se alarmó, porque sabía que estaba sacando conclusiones antes de tiempo. Antes de culparlo de un crimen tendría que escuchar toda la historia.

-¿Cómo murió?-

-En el parto, sus pulmones no estaban bien-

-Por lo que me dices puedo entender que tu hermano murió en el momento del parto- Kyungsoo asintió suavemente, con la mirada aún perdida hacia la nada. –Y tu madre te preguntó si querías tomarlo en tus brazos… -

-No quiero hacerlo, no quiero tener un cadáver en mis brazos- Dijo Kyungsoo abrazándose a sí mismo bajando la mirada. El pánico comenzaba a surgir.

-Kyungsoo, tu madre no está aquí y no te puede obligar a nada. Tranquilo.-

Ji Moon se levantó rápidamente al percatarse que sus esfuerzos serían en vano, Kyungsoo ya había caído presa del pánico. Se dirigió hacia la puerta y le ordenó a una enfermera que le trajera un sedante. Cuando se dio la vuelta pudo ver como Kyungsoo botaba lo que tenía a su alcance intentando llegar a la ventana. Ji Moon supo que su paciente sentía que debía escapar como sea y la ventana era su primera opción.

Antes de que pudiera dar un paso apareció un joven que en un pestañear alcanzó a Kyungsoo, atrapándolo en un fuerte abrazo. Kyungsoo intentó liberarse pero era imposible porque el otro lo tenía sujeto a la altura de los codos, haciendo que no pudiera moverse.

La enfermera llegó con el sedante y se apresuró en inyectárselo a Kyungsoo, aprovechando que estuviera inmovilizado por el joven moreno. Al sentir la aguja de la inyección incrustarse en su piel Kyungsoo empezó a llorar.

-Déjame, déjame, déjame- Sollozaba haciendo un patético esfuerzo por soltarse, al contrario de sus palabras, JongIn enterró su rostro en el cuello del mayor, compartiendo la agonía. –Por favor, déjame…

                                                                                                                                                       … Nini-

Kyungsoo despertó tres horas más tarde dándose cuenta que casi se suicida. Después de parpadear para acostumbrarse a la luz pudo incorporarse, mirando la habitación donde estaba. Su mirada se quedó sobre JongIn que lo miraba desde la puerta de la habitación, y Kyungsoo por primera vez temió de Kim JongIn.

Los ojos del moreno eran amenazadores, parecían furiosos, llenos de odio y sin dudas. Su postura se veía relajada, pero los músculos de sus brazos hacían que se notara lo tenso que estaba. Kyungsoo se encogió un poco en su cama y se aferró a sus sábanas cuando JongIn comenzó a avanzar hacia él.

-¿Tienes miedo? - Le preguntó JongIn con sarcasmo -¿Estás aterrado? ¡Tú no sabes lo que es eso! ¡Demonios Kyungsoo! ¡Casi te tiras del edificio!-

-JongIn… - La voz de Kyungsoo se cortó cuando el moreno  golpeó la pared detrás del mayor.

-¿Me odias tanto? ¿Es eso?- El puño de JongIn seguía en la pared. Sus ojos seguían inyectados de rabia y atemorizaban a Kyungsoo quién no podía hacer más que apretar las sábanas entre sus manos -¡Responde Do Kyungsoo!-

-No pensé… Solo… Quería salir- Dijo atropellándose con las palabras.

JongIn suspiró y volvió a golpear la pared antes de alejarse de la cama.

-Claro, querías salir, tanto que no te importó estar en el piso quince. Tanto que si no fuera porque me quede afuera de la puta consulta ahora estarías con los órganos desparramados en el cemento. Tanto que me pedías que te soltara para que pudieras matarte- Las palabras de JongIn eran como veneno, ácidas, dolorosas, letales -¿Tanto quieres morir?-

-No, no… Nini-

-¿Quieres morir? ¿Es eso? ¿Me vas a hundir en esto a mí también? ¿Me odias tanto que quieres que viva con la culpa de tu muerte? ¿Quieres arrastrarme hasta el infierno?-

-No… Escúchame-

-¡¿Escucharte?! ¿Tienes idea de cuánto esperé a que respondieras mi preguntas? Tres días, ¡Tres putos días en los que no hablaste! ¡Tres putos días en los que te alejaste de todo! ¡Te alejaste de mí! Y yo no sabía qué mierda hacer… -JongIn caminaba en círculos con pasos apresurados –Te dije que te protegería, lo estoy haciendo, pero tú no ayudas. ¡Incluso tengo que protegerte de ti mismo! ¡Mi mayor enemigo ahora eres tú!-

-Si soy tu enemigo… Entonces déjame morir- Si JongIn consideraba a Kyungsoo su enemigo, entonces Kyungsoo ya no tenía motivos para seguir molestando en el mundo.

JongIn se acercó a él con sigilosa rapidez y por primera y única vez en la vida JongIn golpeó a Kyungsoo en la mandíbula. Cuando el mayor salió de la impresión y miró al moreno pudo ver el dolor que había en los ojos del otro. Después de un segundo en el que las miradas de ambos se encontraron JongIn volvió a alejarse y caminar en círculos con pasos apresurados.

-Idiota, eres un idiota. La persona más estúpida de este puto mundo. Mi hyung nunca diría esas cosas, mi hyung se levantaría de esa cama y me dejaría ayudarlo. My hyung me dejaría abrazarlo, mi hyung respondería mis preguntas, mi hyung sonreiría por lo menos una vez al día.-

-Perdón… -

-Necesitarás más que un eso para que te perdone. Hyung, casi te matas… Respóndeme ¿Tanto deseas morir?-

-¡No quiero morir!- Exclamó Kyungsoo haciendo que JongIn se detuviera. –No quiero morir,  no quiero morir… Solo quiero que las cosas sean como antes-

-Las cosas no volverán a ser como antes hyung… - Le dijo el menor con tono suave mientras se acercaba a Kyungsoo. Sus ojos ya no mostraban enojo, tampoco ira, solo tristeza. –Pero podemos hacer que el mañana sea un día mejor.-

JongIn se sentó en el borde de la cama de Kyungsoo y entrelazó sus manos con las del mayor, dándole un pequeño apretón, intentando decirle: No estás solo. Mirando a su querido Nini, Kyungsoo pudo esbozar una pequeña sonrisa, la primera en muchos días.

-Intentémoslo juntos ¿Te atreves? No será fácil aguantarme todos los días- Le desafió JongIn juguetonamente. Ahí estaba el niño favorito de Kyungsoo, el que pocas veces podía estar serio, el que tenía sus ojos brillantes y soñadores, el que siempre al verlo le entregaba una sonrisa sincera.

Sintiéndose más aliviado y cómodo, Kyungsoo se dejó caer en el hombro de JongIn aprovechando de abrazarlo suavemente. Aquellos delgados brazos que siempre lo sujetaban cuando iba a caerse, se sentía seguro entre ellos, y también si se sumaba el aroma natural de JongIn.

-Si te vuelves muy insoportable te golpearé- Murmuró contra la camisa del moreno.

-¿Eso es un sí?-

-Siempre y cuando estemos juntos.- Le confirmó Kyungsoo sin apartarse –Gracias por todo Nini, eres muy importante para mí-

-Me gusta que me lo recuerdes- Dijo JongIn en broma.

Ji Moon los miraba desde la puerta y pensó que él no podría hacer mucho por Kyungsoo, en cambio el chico moreno sería de mucha ayuda. Parecía que lo que necesitaba Kyungsoo era un buen golpe y que alguien le recordara a puteadas que le importaba, literalmente hablando.

-¿Por qué “separado” se escribe todo junto y “todo junto” se escribe separado?-

-Cállate JongIn, arruinas el momento-


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Kyungsoo llegó muy satisfecho a su casa. Había pasado la noche en casa de JongDae, habían cantado y bailado como locos, comido mucha pizza, ni siquiera habían hablado o pensado sobre el proyecto que no hicieron pero no les importó porque se habían divertido mucho.

Hacía mucho tiempo que no se divertía de esa manera, al estar Sehun en su casa no podía salir por mucho tiempo por miedo de que le pasara algo al rubio, así que lo dejó con la persona en quién más confiaba: JongIn.

Podrían haber terminado, podría ser que no hablaran tanto como antes, podría ser que pasara una semana sin llamarlo, pero Kim JongIn era y sigue siendo la persona que mejor conoce a Kyungsoo, y a Kyungsoo le agrada mucho que lo sea, porque sabe que puede contar con él para cuidar a Sehun.

Sus instintos de mamá gallina salían con Sehun, pero su personalidad violenta era mucho más fuerte y quedaba demostrado en los golpes que le daba aunque sea una vez al día.

Aunque su violencia natural se fue a la mierda cuando apenas dio unos pasos en la casa sintió que alguien lo abrazaba con fuerza. Supo inmediatamente quién era solo por el cuerpo y miró con ojos interrogantes a JongIn. El moreno miraba la escena un poco alejado para darles su espacio.

-No te alarmes, no sucedió nada grave, aunque Sehun se llevó una gran impresión y tuve que contarle todo. No se lo ha tomado muy bien- Le explicó JongIn apoyándose en la pared.

Kyungsoo asintió y comenzó a frotar la espalda de Sehun quién por primera vez estaba llorando frente a él, abrazándolo sin intenciones pervertidas. Era algo extraño para el rubio hacer eso, pero después de escuchar la historia desde el propio JongIn no pudo evitar romperse un poco y terminar de romperse cuando Kyungsoo atravesó la puerta principal.


-Tranquilo Sehunnie, hyung está aquí. Yo y Nini no dejaremos que nada te suceda-








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